
Luz del Carmen Vilchis Esquivel
Las artes nunca tienen fronteras. Todos los seres humanos somos capaces de expresar nuestra visión del mundo de diversas maneras, en sonidos, movimientos, gestos o formas y cada expresión es un pequeño fragmento de un todo que reconocemos como imaginario cultural, es esa urdimbre de manifestaciones lúdicas que no tienen ninguna función específica, sólo refieren a una compleja e indefinida serie de experiencias sensitivas que se traducen en múltiples significaciones, desde la delicada sensualidad hasta la más agresiva rebeldía.
Las artes nunca tienen dominios. Cada individuo es portador innato de creatividad y ésta, libre o condicionada, primitiva o desarrollada, ignorante o educada, responde siempre a una secuencia permanente de diversas, imperceptibles e instantáneas percepciones a cada una de las cuales corresponden en forma complaciente las sensaciones, que, consciente o inconscientemente construyen modelos de recepción e interpretación de la realidad.
Las artes siempre son sustento de la cultura. Todo acontecimiento artístico establece vínculos que con el transcurrir del tiempo contribuyen a la creación de peculiares fenómenos poéticos por su tendencia a los espacios ilimitados, a los constantes retos a que enfrentan la naturaleza humana y la búsqueda constante. Las tensiones direccionales de las artes, en particular de las artes visuales, son denominador común y preámbulo de toda circunstancia social. La sociedad es vista por cada artista de manera diferente quien habla de ella en su propio lenguaje artístico. Esta diversidad de miradas y esta riqueza de recursos de expresión subrayan siempre el importante papel que juega el pensamiento del artista en la historia las artes visuales.
Las artes siempre trascienden. Es por ello y con base en las reflexiones anteriores que se sustenta la difusión de la cultura cuyas nobles intenciones se fundamentan en el pensamiento vasconceliano de restituir a la sociedad los beneficios de la educación y la cultura.
Las artes siempre son esencia de la comprensión. Por ello, siempre se propicia la apertura a ámbitos de enseñanza de las artes que, como alternativa de educación no formal acercan a las cualidades creativas de las comunidades diversas y diferentes.
La Comunidad Down, en sus expresiones plásticas, a través de un arte inocente, sencillo, sin pretensiones, por demás desinteresado, cuyos prejuicios sólo tienen el motivo de creación, nos enseña cómo las artes responden a cada una de las reflexiones anteriores. Sin fronteras ni dominios, las manifestaciones sensibles de estos artistas se extienden a todos los ámbitos otorgando mucho más de lo que reciben por la sociedad, acercarse a ello es una importante experiencia de vida y de comprensión de los alcances de la cultura.